Mi generación ha perdido. El esfuerzo que mi padre hizo, para que nosotros pudiéramos gozar de una mejor calidad de vida, ha pasado sin dejar rastros. Ganó el individualismo en lugar de la colectividad. El mundo cuenta con un puño de personas que deciden el futuro del planeta solo para engordar su propio bolsillo a despecho de cualquier lógica humanitaria. Nunca ha sido tan lejos un gobernador de su gente en esta última generación en Italia. Nunca como ahora el “desperdicio” indiscriminado de fuentes de vida, de alimentos, de recursos, determinó el enriquecimiento de pocos. Una poderosa ilógica tendencia, en la cual estamos condenados a perpetrar, para una lejana ilusión de sentirnos cómodos con este aspecto. Las grandes cadenas de “fastfood” te ofrecen por pocos pesos más de la cuenta, un agregado, algo más en tu hamburguesa por ejemplo, que no había puesto en tu preventivo. Pues ¿Vale la pena verdad? Yo creía que fuera una tendencia exclusivamente Americana, impulsada de las multinacionales que aquí les aseguro se notan ampliamente. En mi querida Italia esto no va a pegar, somos diferentes decía yo. Grande equivocación, porque acabo de descubrir que esta sutil forma de mercadotecnia existe desde unos pocos años también en mi tierra. Obvio, la gente sin preguntarse si verdaderamente lo necesita acepta el compromiso con el cajero bien instruido en el poner la trampa psicológica. Si aceptamos redondear los pocos centavos de cambio para una causa que nos ponen la mano en nuestro corazón, pudiéramos concurrir a otra clamorosa evasión de impuesto de estas grandes impresas. Declarando una donación de dinero importante obtiene un significativo descuento de sus impuestos, con nuestro dinero obviamente.
En Italia se ha descubierto una cantidad enorme de escorias industriales altamente tóxicas en una región del sur enterradas a 15 o más metros de profundidad, por la cantidad estimada (millones de toneladas) debiera pertenecer al completo sistema industrial italiano. Con la simple explicación de “evasión fiscal” apoyados de la mafia local y el bienestar de los varios gobiernos. Entonces la pregunta surge espontánea. ¿De quién podemos confiar? Es cierto, mi generación ha perdido en la medida que aceptando una serie de contagiosos compromisos se convirtió en más débil, arrastrando nuestra debilidad a la siguiente generación, dejando una página en blanco.
Porque insisto tanto con el mismo concepto? Quizá poca gente me sigue en “dos líneas con Paolo” pero en honor a mis padres quiero manejar “Paolettto Restaurante Italiano Pizzería” de una forma que da a conocer a mis clientes a traves de mi vivencia la “gastronomia italiana”. La originalidad de los platillos con la sensibilidad de pocas variantes a pesar de una cultura y unos valores que están cambiando diametralmente ¡Ayúdame para llenar esta página! De mi puedes confiar!
ARRIVEDERCI A PRESTO DA PAOLETTO