Había una vez, una viejita muy simpática, una strega (bruja) con una grande verruga en la nariz y la barbilla prominente, mal vestida pero de humor sonriente, montada en su escoba que usa para surcar el cielo y barrer el suelo como buena ama de casa y llevar a los niños dulces. Arrepentida de no haber acompañado los “Reyes Magos” perdidos antes de llegar a Nazaret. Decidió encontrarlos en el camino rumbo a Jesús, pero no sabiendo quien fuera este niño, en la duda, regalo’ dulces a todos los niños y en todas las casas. Vagando con el remordimiento y con la misma tarea por la eternidad.
La leyenda sostiene que la Befana visita a los niños la noche anterior a la epifanía (6 de enero) para rellenar los calcetines, colgados a tal fin por los niños esa noche, si han sido buenos con caramelos en cambio si han sido malos los rellena de carbón (formado en realidad por dulces de color y forma parecida al carbón). Esta es una característica de algunas regiones de Italia. Una manera muy educativa de castigar a los niños en manera evidente.
Yo no se’ si actualmente está en uso todavía o desapareció lentamente con la venida de los reyes magos pero, hace más de 40 años era la única strega (bruja) viejita simpática que me traía dulces en un calcetín de lana grueso y grande como un metro. El calcetín lo colgaba encima de la puerta, o a los pies del pesebre la noche del 5 de enero, esperando ansioso la agradable sorpresa a la mañana siguiente. De niño tenía miedo de la befana porque era realmente fea, pero luego de dejar mi carta y pedirle cosas claramente tenía la ilusión de la sorpresa. Dulces, caramelos, el chocolate era un lujo no me lo recuerdo en esta fecha, quizá el turrón de chocolate de navidad que era para los adultos, lo compartían con los niños. Igualmente no era que traía la befana grandes juguetes o regalos, recuerdo gratamente los cochecitos de lámina de latón y cuerda en perfecto estilo sesentero, todas de la policia o de la guerra (americana) y unas piezas de carbón, que en realidad eran también de dulce simulando el carbón, para acordarme que si me porte’ bien, pero pudiera hacer un esfuerzo más el próximo año. ¡Qué tiempos!
La Befana tiene su significado etimológico con la “Epifania” 6 de enero, fiesta indiscutible de los niños en vacaciones navideñas, pero intuyo que los tiempos han pasado desertando costumbres locales substituidas con el más galardonado Santa Claus hasta los Reyes. Cuesta siempre más trabajo renovar mitos y cultos pasados en el olvido, que bonito sería, que los niños puedan volver a ser el centro de atención de nuestra cultura, más bello aún si defenderíamos tradiciones tan propias que nos identifiquen de los demás.
Mi tarea es defender mi tradición gastronómica para mantenerla intacta hacia los clientes y amigos de Paoletto Ristorante Italiano Pizzería No sere’ la Befana pero en lugar del calcetín tengo un menú lleno de sorpresas para Ti.
ARRIVEDERCI A PRESTO DA PAOLETTO